Nuestra vida, nuestra mente y nuestra esencia están alojadas en nuestro cuerpo. Por eso es esencial cuidarlo, cada día, cada hora y cada minuto de forma consciente y con alegría. Feliz de lo que eres, lo que tienes y lo que has conquistado.
Igual que la naturaleza va variando debido a los ciclos, también lo haces tú y tu piel. Todo cambia porque estamos vivos y eso nos permite integrarnos y ser partícipes de lo que nos rodea.
De la misma manera debemos adaptarnos a cada ciclo de la naturaleza también es importante acompañar cada fase de nuestras vidas. En un año vivimos cuatro estaciones y en cada una de ella nos alimentamos de manera distinta, nos ponemos ropa y zapatos distintos, actuamos y nos sentimos de forma diferente.
La piel presenta un cuadro cutáneo determinado (seco, graso, normal o mixto), programado genéticamente desde que naces, pero no permanece igual a lo largo de tu vida, también es cambiante y se sincroniza. Pero la pregunta es ¿adaptas también el cuidado de tu piel? Lo apropiado es variar las rutinas en función del momento del año y de tu piel. Elegir los cosméticos más favorables en función de sus ingredientes y tus necesidades es saber reconocer lo que te pasa físicamente en cada fase de tu vida y aceptar los cambios.
Yo personalmente no concibo que un tratamiento o un cosmético sirva para todas las personas, todas las pieles y todos los momentos del año o la vida. Por eso hay que saber escuchar, averiguar qué le pasa concretamente a tu piel, qué necesidades tiene, si hay algo fuera de lo “normal”, si existe un desequilibrio y cuál es su origen. Observarnos de forma holística de forma holística, como un conjunto indivisible: cuerpo + mente + alma (esencia).
Cada vez nos tomamos más en serio la importancia de pararnos y conectarnos con nosotros mismos. Mostramos más interés por la práctica del yoga, la meditación y el mindfulness. Ha crecido el número de personas que hacemos ejercicio físico, practicamos algún deporte y nos preocupamos por alimentarnos bien pero… ¿qué grado de importancia le damos a la belleza y, sobre todo, al cuidado de la piel? Todavía se sigue considerando algo superfluo, innecesario, cuando deberíamos aprender a cuidarla.
Cuando hacemos ejercicio, yoga, meditación o simplemente comemos más sano estamos cuidando desde dentro la mente y el cuerpo. Esto está muy bien porque lo que vemos fuera también es un reflejo de cómo estamos internamente. Sin embargo, ¿cómo cuidamos nuestra piel? ¿Somos conscientes de que ella también es un órgano que debe cumplir determinadas funciones y estar bien atendida?
La piel está llena de terminaciones nerviosas conectadas con nuestro cerebro y los sentidos así que condiciona lo que sentimos y pensamos. Por tanto su cuidado es una parte importante de nuestro bienestar. No sólo un cuidado físico con cosméticos o tratamientos, hay algo más.
Nuestro yo interior y nuestra mente no pueden existir sin las influencias externas. Estamos diariamente en contacto con el exterior, en un diálogo constante y la piel está ahí, en medio, protegiéndonos o comunicándonos. ¿Y cómo la tratamos? ¿Qué atención le damos?
Cuando te miras al espejo, lo que piensas y sientes al verte y lo que imaginas que la gente ve, influye en el estado de tu piel. ¿Te has parado a observar qué mensajes te dices a ti misma? ¿Qué sientes? ¿Cómo te miras? ¿Qué piensas cuando te ves desnuda? ¿Qué sensaciones te aporta tu cuerpo, tu rostro o tu pelo? Para cuidarte por dentro tienes que analizar cómo te miras por fuera.
Somos seres sociales y necesitamos relacionarnos con personas. Sabemos que nuestro cuerpo, nuestra piel, nuestro cabello reflejan quiénes somos realmente, son un espejo de nosotros mismos, pero a veces nos castigamos con esto. Nos preocupa no cumplir con determinados patrones o medidas para sentirnos guapas, atractivas y felices. Eso es un error. Cuidarse está bien, pero deberíamos hacerlo sin exigencias.
Nada ni nadie debería condicionarte. Ni a tu piel, ni a tu cuerpo ni a tu mente. Ni siquiera tú misma debes ponerte trabas, límites y condiciones. Necesitas sentirte libre, aceptada, reconocida, valorada por ti misma primero. Tú, yo y todas las personas tenemos imperfecciones pero somos bellas así, tal y como somos. No necesitas que nadie te diga lo bella que eres, solamente tienes que creértelo y cuidarte.
Aceptarse no es lo mismo que resignarse. Quererse no es lo mismo que obsesionarse. Amarse no es lo mismo que ser egocéntrico. Somos un elemento más en este planeta, pero con una importancia y un tiempo limitados y cada uno con sus circunstancias y su entorno. Por eso cuidarte observándote desde dentro hacia fuera es lo que mejora tu vida. Dentro de esas rutinas de cuidado están también las de belleza, las que animan tu alma porque te dan equilibrio y luz.
A veces negamos lo que no nos gusta demasiado porque los cambios nos dan miedo, los complejos nos influyen y las exigencias nos suponen un gran esfuerzo. Sin embargo, escuchando tu mente y tus pensamientos, prestando atención a lo que te dices y cómo te lo dices es como más sabiamente puedes preparar tu mente y pensamientos para mantener tu cuerpo en un estado saludable y en equilibrio adaptado a tu ciclo de vida. Recuerda, primero desde en interior para poder brillar por fuera.
La piel refleja lo que nos pasa por dentro, pero también cómo nos relacionamos con nuestro exterior. Una piel saludable es el resultado de los ingredientes que aplicamos en ella, pero para saber lo que necesita en cada momento debemos observar no sólo lo físico sino también los mensajes que nos decimos y cómo nos influye lo que ocurre a nuestro alrededor.
Puede que pongas intención en el cuidado de tu piel pero el problema sea que estás perdida con tantas opciones de cremas en las tiendas, perfumerías o supermercado. Quizás no sabes qué aplicarte porque no estás segura de lo que le pasa a tu piel, a tu cuerpo o a tu pelo. Es normal que con tantas opciones y tantos mensajes de recomendación no lo tengas claro.
Si necesitas ayuda experta con todo ello, si tienes un montón de dudas y quieres escribirme, genial!! Yo estaré encantada de poder ayudarte.
La belleza no es perfección sino aceptación, cuidado y mucho amor….
Un abrazo muuuuuy cariñoso. Cristiane